Planeta Roccocuchi





Hablar del Arte Popular separadamente no tiene justificación, todo él se levanta desde el espíritu creador, sea cual fuese su lenguaje o su idioma. Frente a lo que podríamos llamar pensado para el espíritu dominante de una sociedad, para unos pocos; el pueblo a creado un lenguaje propio, del que se apropia el arte pensado, y este lenguaje nace de su relación con el medio, sus necesidades y por un concepto colectivo de belleza. Es un arte puro, creativo, espontáneo más que pensado.
Así como en las barriadas de Caracas, las construcciones parecieran no terminar nunca, y se construye sobre lo construido, constituyéndose como un complejo urbano que crece orgánicamente; así se maneja el arte popular, y lo aquí manifestado. Tiene tal importancia para nosotras la red que se teje alrededor de nuestra ciudad, pues en ella convergen muchos de los puntos tratados en el manifiesto. El ingenio popular sirve de soporte para la creación de los prolíferos “ranchos”, que en nuestro país tiene una pésima connotación, y muchas veces encontramos resueltos problemas de tipo arquitectónico o urbanístico gracias al empeño colectivo; la construcción de cada rancho parece de nunca acabar, se notan siempre vigas expuestas, con la clara intención de continuar creciendo hacia arriba, o a los costados. El abigarramiento de casitas hace que sea casi imposible apreciar el estado de la montaña en la que se ha levantado el barrio, pero es totalmente transparente, pues se consigue ver el trazado del lecho del río, y es posible predecir quienes quedaran damnificados este año.
El ingenio popular ha descrito fenómenos constructivos sin precedentes, insólitos, desde allí partimos; de cómo un jergón de algún catre viejo, con algunos arreglos sirve perfectamente para la hechura de una reja, o un cochecito de bebé transporta dulces varios para la venta, sin que le entren moscas, los ingeniosos buhoneros le adaptaron un sistema hermético, donde solo se cuela el aire. De cómo Yolanda Moreno se apropió de algunas nociones del flamenco y del joropo y creó, sin darse cuenta las Danzas Nacionalistas, con una clara, y no pensada, alegoría a la flor nacional, cada vez que mueve sus faralaos.
Popular, cultura, tradición colectiva. Diversidad, conviven héroes, santos, vírgenes, vida cotidiana y fantasía. Realismo mágico. El neo primitivismo, arte naïf o arte folk, es mejor conocido en nuestro país como arte popular. En contraposición al artista académico, el artista popular crea su propio lenguaje plástico de manera autodidacta y relativamente al margen de los cánones imperantes, guardando una estrecha relación con su contexto cultural tradicional. Estos creadores nos develan su complejo mundo interior mediante técnicas propias, que les permiten resolver los aspectos inherentes a la realización de sus obras de manera muy personal. Gracias a su ingenio y a su constante observación estos sensibles personajes hacen que su obra trascienda el contexto donde viven. Así en la cultura popular están siempre presentes el cambio y la renovación, y en ello constituye el doble desafío de conservar y transgredir.
Para Luís Felipe Noe en su libro de Antiestética, el artista de hoy en día, es un aprendiz de brujo, que debe buscar eternamente las señales de la sociedad para lograr una posible cosmovisión societaria, que nos unifique y que nos haga entendernos y proyectarnos como civilización, que nos defina. Por eso la obra es testimonio, de la constante búsqueda del artista, es fruto de su relación con su tiempo y con su lugar. "El artista debe obedecer a los profundos dictados de su época… La expresión de una pauta cultural por encima de la propia individualidad"[1].
La juerga, la risa y el canto, forman parte de la intrincada manera que tenemos de comunicarnos, así es nuestra expresión; que se crece en las festividades, donde las artes populares, o menos cultas, el espíritu dionisiaco se desata, conformando diversas expresiones que generarán mitos y leyendas, involucrando la magia en la cotidianidad, provocando reacciones corporales de júbilo o éxtasis festivo.
La ruptura poética se interpreta como la producción de apariencias (imitaciones, copias de copias) y porque produce una ruptura con la identidad; la producción de la apariencia estética (el mundo de las bellas formas apolíneas) reacciona al impulso dionisiaco. Lo dionisiaco vive totalmente del horror y del rapto del éxtasis. Lo dionisiaco bárbaro aparece como una regresión a la animalidad; pero esta regresión tiene toda la ambigüedad propia de la noción de «bárbaros», los cuales, para la cultura que inventó el término y el concepto, constituyen la zona más allá del límite de nuestra humanidad; mundo de lo deshumanizado, mas allá de la cultura, pero también es un mundo de una humanidad siempre diferente. Es a través del imaginario que el hombre se proyecta en el tiempo, imaginando un universo a ser creado.
Las manifestaciones populares del arte tienen mas que ver con una expresión místico-simbólico de las ideas de un pueblo, de sus superstición, leyendas y la imaginación desbordada, así crea objetos-símbolos, que conservan la tradición, aunque se pierda parte de su significado; son símbolos que parten de un esquema popular de pensamiento y vida, y cuya conservación enriquecen nuestra visión de la cultura del pueblo, puede contribuir a la creación de un rico imaginario, apoyándose en las raíces y en la creatividad colectiva del presente y rescatar poéticas que dan un sentido a la vida en comunidad por la alegría, lo lúdico, la imaginación. Diciendo quien soy, a través de lo que hago, dialogo con los otros en un proceso poroso que permite interpenetraciones creativas de formas, sonidos, colores, palabras.
“Creo en el caos como valor", anunciaba Noé. Es importante considerar lo que dice Noé sobre su «estética de lo antiestético», Todo hombre y todo ciudadano, al que le queda todavía la libertad de nombrar el caos y de invocar y proponer un nuevo «orden», pues es quien interpreta y crea. Primera ley de una ética profesional del artista: No tener ley. Y, donde existe una, ir allí y destrozarla. El artista sabe lo que quiere en la medida que sabe lo que no debe querer. El arte es una lucha permanente contra el lugar común. “Lo antiestético es lo que no cae dentro de los supuestos de un determinado orden”[2]. Los artistas son aquellos que reconocen lo que un orden anterior impide admitirlo. Allí se produce la estética de lo antiestético. En este sentido es esencial decir que, para nosotras, lo antiestético está apoyado en esta tesis.
Pero la crisis de algo pertenece a ese algo. Este caos engendrado en el mundo, se vive con especial intensidad en América Latina, donde parece quedar el ombligo del mundo, las expresiones de este torbellino son tan variadas como inusitadas, pertenecen a un tipo de cultura que ha venido desarrollándose en nuestro continente gracias a la mezcla étnica que comenzó hace 500 años; una teoría formulada por José Vasconcellos, habla de la Raza Cósmica, como fruto de un conjunto de situaciones únicas, donde el limite de posibilidades no existía, o se difuminaba en el realismo mágico, esta raza vendría pura, pues al estar mezclada, no reconocería diferencia con sus congéneres.
Se vuelve fundamental entonces, hacerse de un imaginario colectivo que nos permita reinventar el mundo. La defensa de la identidad no se hace negando el proceso de encuentro de varias culturas en el mundo, sino defendiendo tradiciones con la cara y los colores de los actos más generosos de la localidad. Transformación de la sociedad en comunidad creativa, en poema vivo; y del poema en vida social, en imagen encarnada.
A través de los movimientos artísticos, las vanguardias históricas, manifiestos, se hace del conocimiento público la búsqueda llevada a cabo por un grupo de personas. En estos manifiestos se expresan claramente los lineamientos a seguir, unas veces estrictos y limitantes, otras líricos y libertarios, por un grupo de personas, que trabajan en una idea colectiva individualmente. Más allá de todo individualismo se conforman en círculos artísticos, buscando expresiones personales de visiones colectivas. Los movimientos artísticos vienen a ser centros de acopio, destinados a la observación de impulsos colectivos y su posterior difusión, muchas veces al margen de los dictados de la moda. Remplazando el crecimiento orgánico de una sociedad caótica.
Quizá uno de los movimientos de arte más interesantes ha sido el movimiento dAda. Es su condición y su característica de escándalo, de incitación y de provocación rebelde contra todo, lo que puede causar su ocultamiento; pero a muchos artistas esta revolución artística les ha sido fundamental y de ella han extraído nuevas formas y nuevos estilos para sus obras. Dada no era solamente la destrucción por la destrucción, sino que como resultado de la Guerra del 14, los ideales y los sueños habían sido destruidos y exterminados. La razón se hizo sinrazón, la esperanza se hizo desesperanza irrevocable en el destino del hombre. La exaltación de la ciencia y su poder quedaron demostrados.
Era el momento decisivo y determinante para comenzar lo nuevo, y la intención no bastaba, había que ir más allá de lo establecido, de lo condicionado y de la demostración racionalista y positivista del mundo y del arte, por ello mismo había que instaurar una manera nueva de construir sobre la base de la destrucción del orden anterior. Y por eso mismo había que rechazar el pasado e invocar el presente sin restricciones y sin miedo; de ese modo se mezclaron sin más explicación: impresionismo, cubismo, futurismo que llevaron inevitablemente hacia el Dadaísmo. Este intento de Dada que otorga relevancia al momento histórico que lo determinó y que lo hace formarse y revelarse, con las características de un movimiento estético o antiestético. Como lo decía Tristán Tzara: "Dada ha intentado, no tanto destruir el arte y la literatura, como la idea que de ellos existía".
Lo estético, entonces sería aquello que se concreta desde y sobre el idealismo del arte, contra la cual hace su intento de derribamiento el Dadaísmo. Destruir, y destruir todo aquello que no estuviera dentro del nuevo orden que se buscaba instaurar. Por eso mismo entonces, en esta tarea era absolutamente irrevocable ser radical, intolerante y no tener medida del deseo y de la exaltación. Este movimiento, más que nada es un movimiento de la exaltación, más que de la destrucción por la destrucción del "orden establecido”. Es más que una incitación hacia tener la tensión de una posición irreverente, insolente e irracional, como una forma más también de lo racional, que se realiza y se proyecta en otro sentido, en un sentido de exceso. Distribución del caos y la turbulencia, del escándalo y de la ironía.
En cambio el Ready Made abre un debate en las cuestiones en torno al arte su problemática y difícil coexistencia con el mundo todo revuelto del mercado, un mercado donde siempre hay menos espacio para todo aquello que no es tecnológico donde se confunde la modernidad con el proceso del objeto último en llegar, prevalece la facilidad del hacer sobre el empeño de la esencia. Un objeto manufacturado para otro propósito presentado por un artista como un trabajo de arte.
Un ready made de acuerdo a las indicaciones del propio Duchamp sería, un objeto, bidimensional o tridimensional, que por la sola voluntad e intención de un artista pasaría a estar "destinado a encauzar la mente del espectador hacia otros ámbitos más verbales"[3]. Así pues no se definiría en el estricto sentido de la palabra, como una obra de arte, pues el mismo Duchamp estimó que se trataría de un objeto de uso común, manufacturado, de fabricación masiva, elegido al azar y producto de la indiferencia visual de un artista. De allí que "la elección de esos ready made jamás " le fuera" dictada por una delectación estética". En este sentido, su análisis sobre el objeto manifestaba una franca actitud de malestar ante la estética como disciplina rectora del gusto y del placer del espectador.
Pero en la esencia del arte, está también la mano del artista. Que con su labor y su oficio imprimen el carácter único a la obra, su alma. Sin este acercamiento
[1] Luís F. Noe
[2] Luís Felipe Noe
[3] Duchamp, Re-ready made.

Animalidad Vegetal



A Lenin…


Somos todo el pasado, somos nuestra sangre, somos la gente que hemos visto morir, somos los libros que nos han mejorado, somos gratamente los otrosJ. L. Borges



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Man Ray



Pequeño bosquecillo, aislado… despliegue.

Diseminación espacial, animalidad en acción, enmarañada locomoción corporal, transformando el cuerpo, vistiéndolo, engalanándolo.

Estructuras orgánicas transportables… metamorfosearse mágicamente nuevo estado animalidad encarnada.

Itinerante exuberancia.

Orden natural.

Sin tiempo… sin espacio, cuerpo como soporte, se desplaza transita.
Masa… animada en transformación, perturbación, algarabía.

Manifiesto Roccocuchi

Performance Ajuar de novia, Galería de Arte Nacional

Cabeza Hueca, Museo Alejandro Otero

El objeto como objeto de veneración. Este objeto debe tener algún valor sea artístico, histórico, personal, puede tener también el valor de lo cotidiano, lo banal, lo asequible. También puede ser un objeto encontrado, lo que le provee del valor de lo reciclado. En todo caso, no es cualquier objeto y cada trabajo determinará el uso y las formas de estos objetos. Estos objetos que se integran a la obra debe ser ensalzados, sacralizando sus formas.



Buscar el uso de las transparencias como soporte / revelador del trabajo para crear una pieza que se muestre a si misma en la totalidad de su contenido y su labor. Utilizar el soporte como contenedor y contenido.



Abigarrar el espacio, incluir varias situaciones dentro de la misma obra. Recrear espacios, distintos sucederes, para crear así simultaneidad, integrando y diferenciándolos los distintos aconteceres, crear curiosidad hacia el interior y a la vez expandirla al lugar que ocupa.



Explorar en el uso de técnicas artesanales como modo orgánico de creación de la obra, para activar el dialogo hombre-hombre.



Nutrirse del arte popular y el folclor, de los modos de decoración de algunos entes populares, pues el trabajo debe tener un código que lo identifique y separe de una obra hecha en otro espacio y contexto. Desatar la memoria hacia la imaginería popular. Transpolar usos religiosos tradicionales, indígenas y cualquiera de carácter místico popular festivo.




Expandir una propuesta mas allá de su límites, hasta hacer de ella una comunidad de propuestas, semejando a un circo.