Camino al altar


En el marco de la celebración de los nosecuantos años de la la Reveron, se decidió montar una expo con las obras de los egresados, en el Museo Alejandro Otero de la Rinconada, de nombre "Medidas Variables". Yo me decidí por mostrar una acción, pero como no quería quedar fuera de la vista los demás días, pensé que lo mejor sería hacer una "Instal-acción", para que quedara un registro, recuerdo, una pregunta de lo que allí había sucedido. Así que monté mi ranchito, con palos de bambú incrustados en macetas con cemento... roccocuchamente decorados, le puse un toldo... roccocuchi también. Dispersé por aquí y por allá algunas pinturas, colgué flores y cintas plásticas por el bambú. Me armé de la revista Planeta Roccocuchi y mi abanico. La idea era que al que se acercara, yo le hablara del Movimiento Roccocuchi, lleno de artistas pobres pero talentosos, con grandes ideas. Venderles, pues, cual promotora, la idea del arte como vida. El título de la obra viene dado por el hecho que yo les decía al público que quería vender las obras para poder casarme, un ardid, una complicidad, solo buscaba generar sonrisas. El performance lo veo como una manera de acercarme a la gente, de hacerlos participar de la obra, para que la entiendan, para que se lleven una sensación, y no un recuerdo diluido. Cuando se realizan acciones, se quiere siempre contar con la sorpresa, por eso todo lo guardo en secreto. Esto trae algunos inconvenientes, pues las personas que organizan estos eventos no siempre quedan satisfechos, creen que les mentí, que no jugué claramente. Por ejemplo, cuando monté la acción de "Ajuar de novia", no quería que nadie supiera que estarían unas garotas, quería fuese una sorpresa, dejar a todos boquiabiertos, así que le dije a la curadora que tendría dos pajecitas a mi lado, llevando los anillos. Después, claro, cuando vieron a mis lindas pajecitas me dijeron que no había dicho todo lo que haría, y que esa actitud era la que cerraba las puertas de los museos a los artistas. Realmente no sé si se han cerrado las puertas para mí, pero si sé que nadie me quita lo "bailao". En el "Camino al altar", también mantuve mis secretos, pero era distinto, no incluían situaciones que alteraran el orden público.

3 comentarios:

Waiting for Godot dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con tu planteamiento, aunque a veces es difícil luchar contra lo convencional, increíble que haya convencionalismos hasta en el Arte. Besos para ti.

mentecato dijo...

Me encantó tu blog. Estaré leyéndote.

Un abrazo.

Chosty dijo...

Tu creatividad no deja de sorprenderme! Besos Mexicanos! picositos!