A veces


A veces, cuando no tengo nada que hacer, voy al supermercado, y escojo siempre las manzanas mas grandes, los limones mas grandes, las piñas mas grandes; mi mamá me dice que es por flojera, porque si los ajos son grandes debo pelar unos pocos para usarlos en la comida, yo digo que no, porque hay que ser hacendosa para llevar todas esas bolsas, mi papá dice que estoy loca y que deberían encerrarme en un manicomio, pero si mi casa es un manicomio. A veces, cuando no tengo nada que hacer, me provoca lanzarme por la ventana, el otro día mi abuela me oyó y mandó a poner unos barrotes blancos en mi ventana, pero eso de nada sirve, porque mi hermana dice que yo cuando sueño me vuelvo pequeñita y salgo por los barrotes, el otro día todos dormían y fui hasta Venus, y es que en Venus nací yo, y estaban unas personas hermosísimas que no se parecían a nosotros, y me decían que no me desesperara que eso se me iba a pasar, yo no se que es lo que se me va a pasar, si yo no tengo nada, entonces llegó el vecino…y el perro comenzó a ladrar, y me tuve que venir corriendo de Venus, pero era tanto mi apuro que me empecé a agrandar por el camino, y casi no entro por los barrotes. A veces quisiera que existiera dios, y que me ayudara a pertenecer, porque a veces, cuando no tengo nada que hacer, se me duermen las manos y la cabeza…y ya no es blanco lo que veo.
A veces, cuando no tengo nada que hacer, me da por llamarme Dafne, la novia de Chagui en Scooby Doo, la verdad es que no es novia de Chagui, pero a mi me gustaría que lo fuese, y llamarme Dafne y poder correr a donde no lleguen los monstruos, y saber que si le das una galleta a Scooby, el puede hacer desaparecer las sombras. A veces cuando no tengo nada que hacer me tiño las manos de verde, para parecerme a ti, que eres la única madre que conozco. A veces, cuando no tengo nada, absolutamente nada que hacer, me desvanezco, pero la otra vez y sin querer llegué hasta Parijata, pero no lo vi. A veces vamos al salón de pintura y, jugamos con electricidad, es más bien relajante, pero un muchacho tiene una corriente particular en su casa, yo le pedí que me la heredara. A veces me ha pasado por la mente la idea de heredar, por ejemplo heredar el vuelo de las aves, el sonido del viento, la mirada de mi gato. A veces, cuando no tengo nada que hacer y, sobre todo cuando era pequeña, deseaba tener una larga cabellera rubia, porque en la escuela me enseñaron que hay que ser rubia para triunfar, o tener un papá abogado, y el mío es más bien mendigo. A veces deseé no existir. A veces, pero solo a veces, me empieza a importar lo que piensan las personas, pero al rato me salen alas y salgo volando. A veces, cuando no tengo nada que hacer, siento un ruido dentro de mí que me aturde y me baja la presión, y son mujeres que gritan, debe ser mi mamá y mi abuela, yo a veces pienso tan alto que las estrellas se enteran, y cuando me duermo llego hasta ellas. A veces he querido ser un ente, porque si no tengo corazón no podría albergar a tantos monstruos, pero hay un dicho que reza: “los entes también tienen su corazoncito”.
A veces, cuando mi mamá no tiene nada que hacer, me explica que a mi desde pequeña me asustan las sombras, y yo les temo a ellas y al jeep azul marino que en mis sueños se estacionó. A veces me da por tener amigos, pero a veces es igual tenerlos que no tenerlos, porque siempre estas sola igual. A veces hago galletas de avena, pero se queman y saben mal. A veces yo huelo mal, y me veo mal y todo mal, pero a veces soy linda, solo a veces, cuando él me ve. A veces cuando no tengo nada que hacer meto mis manos en arcilla húmeda, porque quisiera ser de tierra, y quebrarme y esparcirme. A veces solo quisiera dormir y dormir plácidamente y no deberle nada a nadie. A veces, cuando no tengo nada que hacer, llegan a mí los recuerdos de una abuela mala, pero también llegan las marías buenas y las marisoles regulares. A veces quisiera, no sé, ser una súper mujer, pero eso solo me pasa a veces. A veces, cuando no tengo nada que hacer, me tomo una cerveza y me fumo un cigarrillo, pero luego siempre me duele el estómago, pero no lo dejo, lo repito día tras día, pareciera que me gusta encontrarme con mis monstruos, porque ellos pasan las vacaciones en mi barriga, cuando hay mucho amor en mi corazón y ellos no caben. Una vez encontré a un monstruo en la risa de una amiga, y comencé a odiarla en el acto. A veces, cuando no tengo nada que hacer, me subo arriba de la lavadora, porque prefiero volar de mentira, cuando vuelo en serio, termino cansado, débil y deprimida, ya no soy tan joven como antes. Y es que a veces suprimo la realidad, y me salen alas y soy hermosa, y salgo a la calle, y me doy cuenta que la realidad de muchos es mas hermosa que mi fantasía. A veces juego a que soy bolsillo, t tengo llaves, monedas, anillos. A veces he querido ser rica, pero me doy cuenta que es una idea tonta, pues he sido feliz siendo pobre, pero si fuera rica podría pagarle a alguien para que pinte mi cuarto de blanco. A veces, cuando no tengo nada que hacer, suelo meterme el pulgar en la boca, para ver si me hace falta, para ver si le falta amor a mi soledad tan acostumbrada a concurrencias.

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