Delirium


El sueño revela la
realidad. Este es el horror
de la vida, lo terrorífico
del arte.
Franz Kafka




Tejado de latón… de él un reloj depende, dando la hora hacia abajo, son las diez y quince, corro hacia el, pues nunca vi un reloj así, circular, con el marco negro, con su cara mirando el piso, con los números al estilo victoriano, y es tan grande como la plaza, debajo, un cuarto de cristal, taller de manualidades, viejitas cosiendo, viejitas tejiendo, viejitas hablando, no me sorprendo, el sonido del agua corriendo me absorbe, me vuelvo y se que allí está mi carro, pero estoy lejos, el mío es el de colores, colores vibrantes, quiero ir hasta allá, pero me detengo a contemplar la lavandería, ahora si me asombro, del espacio destinado para baldear, lo recordaba mas pequeño, y me molesto, porque el que dispongo para lavar es mas pequeño, sigo por las escaleras, quería bajar, pero subo, porque la música me llama, es un grupo de niños bailando, y me mortifico de nuevo, esta habitación no es de cristal, pero es mas grande, y entonces lo dejo, miro hacia adentro, todo parece tan viejo, los afiches y la pintura en las paredes, hasta los niños bailando, voy hacia mi carro, un chico me detiene, no sé que quiere, así que le ofrezco chicle, quiero bajar, y el viene subiendo, no quiere que baje, quiere que lo vea bailar, no le presto atención, así que bajo, al llegar al segundo piso, una rampa larga me espera, angosta en un extremo y amplia en el otro, me lleva hasta el salón, desde donde llegaré a mi carro, que es de colores, colores alegres, como ansío llegar, se pone oscuro, es el preludio a la salida, creo, vuelvo la vista, para recordar por siempre este espacio de ensueño, al fin salgo, atrás dejé el circo, afuera es de día, subo a mi auto, mi unidad móvil, y comienza a andar, no sé cómo, pues nunca le puse la velocidad, intento hacerlo, no funciona la palanca, el carro arranca, me enturbio, le comento a mi amiga, que no sirve el croche, pero ya voy por la avenida, me preocupa que al freno le pase igual, a mi amiga no parece importarle, doblo en la esquina, veo que voy hacia la autopista, pero lo decidí?, o el carro decidió por mí?, un chico quiere lavar los vidrios, sigo intentando hacer funcionar la palanca, al fin se detiene, me bajo, comienzo a pensar en la posibilidad de que el carro funcione bajo hipnosis, y comienzo a arder, no se de donde ha salido este fuego, que es endémico, y se me contagió, las flamas no me queman, pero igual grito, no es normal tener las espalda en llamas, comienzo a correr, pero así como se prendió el fuego, así dejé de achicharrarme, mi amiga sigue sin asombrarse de nada, caminamos juntas hasta las escaleras, creo que es el colegio que siempre veo desde la autopista, y todos están allí, también él, pero un chico muy lindo me sonroja, un chico que no es él, yo estimulo sus avances, seguro eso estuvo mal, todo comienza a desvanecerse, me encuentro entre tinieblas, trato de correr, pero ya no tengo cuerpo.

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